martes, 17 de mayo de 2016

LA SEGUNDA CARA DEL BOGOTÁ FASHION WEEK

Ay, Bogotá huele a moda. Y qué lindo es cuando eso pasa, tenemos todas las bellas propuestas de diseñadores, los espacios chic, las prendas más bonitas y las amistades de la moda bajo el mismo techo. Creo que con el comenzar a ser asistente (más) frecuente a estos eventos, le he agarrado cariño al trajín absurdo que viene con ellos. Esta edición de la feria de moda que promete ser la más importante de la ciudad, comenzó en un balance entre lo bonito y lo no tan bonito. 

Lo bonito fue la fecha. Bogotá Fashion Week se ubicó en un momento estratégico del año para realizar su feria, punto para ellos si hablamos del año pasado, donde entre B Capital y BOGFW nos pusieron a correr a espacios totalmente diferentes de la ciudad. El traslado también fue asombroso. Bogotá es una de esas ciudades que necesitan descentralizarse para comprender al cliente de diseño fuera de los límites preestablecidos, lo sabemos, pero en términos de logística, el Museo del Chicó se convierte en un espacio más cotidiano y apropiado para el desarrollo de esta feria. Ya no tenemos que correr hasta el aeropuerto, aunque la feria cuente con espacios muy interesantes para concectar al consumidor viajero con la porpuesta de la ciudad, desde El Dorado (btw, me niego a escribirlo pegado). 

Siguiendo por la línea de lo bonito, hablamos también de la bella parrilla que nos traen este año, porque básicamente se trajeron a dos de mis favoritos: Darío Cárdenas e Isabel Caviedes. Paréntesis, si quieren entradas para la pasarela de Darío, corran y me agregan a Snapchat (camarfre) y sabrán qué hacer para asistir. Además de esto, nos traen de nuevo a los talentos capitalinos que tanto amamos: Juan Pablo Socarrás e Isabel Henao. Y nos traen dos bellas sorpresas, con la barranquillera Daniella Batlle y su multicolor chic, y el regreso a pasarelas de María Luisa Ortiz (adorada por el editor de este blog). Eso sin contar con el fabuloso inicio con la retrospectiva de Amelia Toro en el Museo Nacional, que transcurre mientras yo escribo esto. 

No me invitaron a Amelia, ejem, ejem.
Además de esto, el viernes cerramos el evento con un foro, que complementa toda la información de moda con el componente académico sobre moda y negocios. Realmente me genera mucha expectativa, pero quiero esperar a que suceda para contarles bien cómo les va a los organizadores con este componente. 

El lado no tan bonito de la feria es la venta de boletas. Sí, tal vez en otro momento de mi vida hubiera pagado por algunas de las boletas, pero esto simplemente le resta el componente exclusivo que este tipo de eventos requiere. La pasarela está hecha como un show de mercadeo, que le permite al diseñador estar en contacto directo con compradores, medios y cualquier persona que le dé mayor visibilidad a su pasarela. El evento como un show de entretenimiento atrae a un público errado para el negocio en general, cosa que no deberíamos estar repitiendo a estas alturas de la vida. En el tintero nos queda saber cuánto apoyo en realidad recibe una feria de moda para que deba poner a la venta las entradas a sus desfiles. 

Ya cerrando esta entrada, con el corazón lleno de ilusión por una versión mejorada de la feria de moda capitalina, sé que este es principalmente un momento de transición, donde sé que verán un nuevo Camilo, con un ojo más crítico pero igual de enamorado (y más flaco, eso sí) con unas percepciones más claras sobre el desarrollo de la industria bogotana de moda. ¿Nos veremos allí? 

Les dejo, ya para cerrar, la parrilla de eventos (libres y con entrada) que vale la pena tener en el tintero. 
En Redes, el mejor cubrimiento (haremos lo posible)
Snapchat: camarfre
Instagram: camarfre
Twitter: DoblePersona 

¡Hasta la vista!

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