lunes, 7 de septiembre de 2015

¿SIGUE VIVO EL STREET STYLE?

Quiero comenzar esta entrada como un agradecimiento. Es de su conocimiento que soy una persona volátil (y poco reservada, por obviedad). Y, bueno, en estos azares de la vida uno resulta tomando decisiones que no esperaba tomar, y que afectan el desarrollo de todo lo demás en la vida. Esta ha sido la razón por la que me he ido muchas veces, olvidando que este diario se convierte en ese escape idealista que libera de ataduras. Gracias por seguir leyéndome, porque aún de lejos, uno los piensa, y se piensa día a día qué hacer de nuevo para ustedes. Y eso ha sido un soporte muy especial en esta locura que llamamos vida. Gracias infinitas.

Volviendo al tema que nos reúne cuando ustedes cliquean este link, una duda me viene rondando la cabeza desde hace meses. Precisamente, desde Colombiamoda. ¿Será que lo que en algún momento nos hizo volcar toda la atención del poder visual de la moda, en Colombia ya se evaporó? 

Podría hacerles desde mi experiencia un breve recuento de cómo surgió el Street Style en Colombia (porque la historia de The Sartorialist es una vaina como trillada). Un conocido blog comenzó a recopilar imágenes desde el 2010, con los looks y las piezas más destacables en el plano de la moda nacional. Y luego serían muchos más los que tendrían siempre un espacio en las reseñas de sus eventos para los looks de los asistentes a los eventos de moda. Es decir, el Street Style en Colombia es una cosa de blogs. Luego vendrían los portales especializados aprovechando que la gente se colocaba sus mejores pintas, a tomar las fotografías que fueran necesarias para llenar de material nacional sus páginas. Qué bonita época. 

Si me siguen desde siempre saben la fascinación que hay en mí por el Street Style, por la moda hecha realidad. Es un escenario especial para entender qué queremos y qué esperamos de la moda en Colombia. Este contenido visual nos alejó de lo que entendíamos por estilo urbano, ofreciendo una perspectiva mucho más real y producida de los atuendos para el día a día. Luego habría hasta un libro de la puesta en escena de la moda urbana. 

Recuerdo en detalle que el concepto de lo outrageous tuvo también una cabida en lo que concebimos por estilo callejero, por allá en el 2013, a la salida de las pasarelas de CMB. Hay que entender el disfraz para hallar en el espíritu fresco la novedad de lo inspirador. 

Llegamos a un punto donde ya no hallábamos las fotos de Street Style (del bien hecho), en formatos tan amplios como lo fueron hace un par de años. Comenzamos a ver más looks repetidos, invasiones particulares de tendencias y diseñadores, quitando peso a la moda como concepto urbano. También llegaría el mal del ego de nuestra industria, donde siempre habrán más críticos que construcciones. Tanto así que hemos llegado a criticar a los personajes que llegan las páginas de Street Style de quienes aún lo realizan (es claro que sus conceptos de pureza visual, se convirtieron en una plataforma comercial bastante cuestionable). 

Al igual que los blogs de moda, decir que el Street Style desaparecerá es una cosa ilógica. Aún ese par de palabras son la comidilla del tráfico de los portales de revistas internacionales de titulares exagerados. 

Tampoco desaparecerán los pavos reales de Suzy Menkes, porque la moda en nuestro tiempo tiene que consolidarse en la masificación de lo aspiracional. Y esto realmente no desmerita el concepto de Street Style, hace todo lo contrario: validarlo. La moda como espacio de expresión, nos habla del disfraz como estrategia publicitaria, de lo estrafalario como eterna tendencia. Y pienso que criticar Street Style sólo retoma la idea subjetiva de lo que nos parece malo o bueno. Es decir que debe existir, pero no como estilo urbano. 

Sí creo que Colombia retrocedió, en un plano cíclico, a concebir el estilo que queremos vender. Ya no tenemos a la gente que nos propone cosas curiosas, sino a los bolsos de la marca nacional que destaque, y a los looks que, económicamente, valen más que muchas objetividades. ¿Sigue vivo? Me atrevería a decir que no, que hace falta volver al ojo urbano, a salir del espacio de confort, a retratar atuendos y no caras. Damos pasos de cangrejo en la concepción de lo que le pedimos a la industria como voceros, como compradores, como observadores.

Esto es todo por hoy, mis queridos. Los dejó con lo que los medios dijeron que es estilo urbano, y me convencieron, de Colombiamoda. (Hermosa labor de GQ)





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Pronto, más reflexiones (¡Y FERIAS DE MODA ROLAS!)

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