miércoles, 2 de septiembre de 2015

DE COLOMBIA PARA EL MUNDO

No sé si ustedes al igual que yo tengan esa sensación de calor en el pecho, seguida de una sonrisa, cuando vemos a alguno de los talentos de la industria de la moda nacional triunfar en el extranjero. Sonreí cuando vi en el Instagram de Man Repeller (ídola de su servidor) una de las bellas blusas de Johanna Ortiz. O cuando la vimos en Olivia Palermo, o cuando una reconocida editora de moda americana usó Polite para la apertura de la flagship store de Valentino en Nueva York.

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Lookbook de Resort 2016 de Johanna Ortiz

Que el talento nacional destaque en el extranjero no es cosa nueva, son muchos los conceptos que produce nuestra tierra que valen la pena ser mencionados afuera. Una de las marcas que más ha revolucionado la concepción de diseño nacional, desde su perspectiva de texturas y ausencia de género, A New Cross, se destaca por la cantidad de lugares en el mundo donde se consiguen sus prendas (muchos más que en Bogotá). También los tejidos andinos de Adriana Santacruz seducen constantemente al mercado europeo. Kika Vargas y Amelia Toro cuentan con su tienda en Nueva York, y es una lista interminable la de aquellos diseñadores que han presentado sus coleciones en ferias de alto alcance internacional. 

¿Pero a qué se debe el fenómeno de Johanna Ortiz? Tal vez será la androginia con toques cálidos y latinos que generan piezas femeninas de tendencia, o tal vez sea su paleta de colores acertada, o la perpetuación adecuada de los conceptos de sus colecciones; realmente no tengo el conocimiento para interpretar una sola razón por la cual funcione el modelo de negocio de la diseñadora caleña. Por ahora sólo puedo mencionar aquellos avances que ha tenido la moda colombiana, desde la perspectiva de la relevancia que toma nuestra industria. 

Quiero comenzar mencionando aquellas marcas de autores colombianos, que no se producen en Colombia, pero que su talento tiene sus raíces aquí. M2MALLETIER y Aquazzura son el ejemplo más preciso de estas marcas. Diseñadores colombianos que generaron un modelos de diseño y negocio sostenible, que se fabrica fuera de nuestro país. Los bolsos de esta marca que se fabrica en España, pensados desde la arquitectura de lo atemporal, también han sido vistos en manos de grandes personajes de la industria, considerando esto como parte de su éxito en relaciones públicas. En su calidad de piezas de lujo, logran alcanzar los 4.000 euros, y su estética purista destaca la calidad de su fabricación. Y por una línea similar está Aquazzura, que es una marca de zapatos con su casa matriz en Florencia, Italia. Edgardo Osorio es la mente detrás de estas piezas, cuya experiencia suma marcas como Roberto Cavalli y Salvatore Ferragamo. Sus piezas son el equilibrio entre lo elegante y lo confortable, elegancia italiana y sedución latina (así le dijo el diseñador a Vogue hace un tiempo). Y también hay que mencionar a Esteban Cortázar, pero sé que esa historia se la saben bien.

LA COLLECTIONNEUSE
Campaña de esta temporada de M2MALLETIER. 
El punto de estas marcas es que su alcance ha sido altísimo, y más que todo por una estrategia de relaciones públicas bien hecha, con piezas admiradas por personajes verdaderamente influyentes. El apoyo virtual ha sido también un pilar de este crecimiento, los portales de venta de piezas de lujo dan a estas marcas un espacio frente a líderes del mercado de lujo, generando un posicionamiento envidiable.

Y de allí vendrían las marcas que se fabrican en Colombia, con alcances similares. Lo es Johanna Ortiz junto a Moda Operandi, portal que ha servido de vitrina internacional para Johanna, más aún después de dos grandes puestas en escena en Colombiamoda. Y también mencionaremos como diseño de autor a Paula Mendoza, Polite, Amelia Toro y a Silvia Tcherassi (con apertura pendiente en Madrid). Porque el mercado masivo de producción nacional también traspasa fronteras con Arturo Calle, Studio F, Vélez, y muchas marcas más. 

Creo que para un diseñador, el poder ver crecer su negocio, reafirma su estética, y valida su percepción del mundo en una prenda. El modelo comercial que sucede en nuestro país no concuerda directamente con los mercados extranjeros que cuentas con dos temporadas. El diseño nacional debe apropiarse de eso para pensar en las colecciones cápsula como su modelo de mercado extranjero. Las líneas marcadas entre lo masculino y lo femenino también son un punto que destaca de nuestra estética, porque la concepción de la elegante feminidad latina atrae a los clientes de zonas de anatomías diferentes, una exuberancia recatada. Que no debe quedarse allí, por supuesto. El talento es necesario, así como un buen modelo de negocio, cosa que hay que repetir aún al hablar de la producción de diseño de autor. Pero sí se puede entender cuáles son los rasgos que destacan de las creaciones nacionales. 

Es también una constante que los diseñadores que triunfan, también cuando su impacto es alto dentro del país, cuentan con estudios en el extranjero. Y esta es una dualidad para examinar, porque aunque su experiencia junto a marcas internacionales es valiosa en sus procesos de creación, a veces nos quedamos con un título de un instituto reconocido para sobrevalorar los diseños de un creador, en particular, los nuevos creadores. Las escuelas nacionales deben pensar en la alta calidad, desde la creación y el negocio, y el éxito de un diseñador debe medirse menos por su formación académica, por lo menos para nosotros, los que opinamos de cómo se ven las prendas en la vida real. 

Por ahora, me quedo con destacar los modelos asombrosos de cómo triunfa el diseño nacional fuera de la frontera, de cómo vemos piezas nuestras repartidas por el mundo, y de que ver cómo Leandra escribe sobre Johanna Ortiz nos saca una sonrisa. 

Pronto, más reflexiones de su servidor. 

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